Defender la vida fue un día la vocación, el ideal, el sueño, que dio a luz la Obra de la Venerable Madre Teresa Gallifa y Palmarola (20-VI-1850 / 17-III-1907). Teresa fue una hija ejemplar, una esposa modelo, una madre abnegada, una viuda valerosa y una religiosa enamorada de su Señor crucificado.
Teresa Gallifa: Un SÍ valiente a la vida
En una Cataluña de gran tradición católica su madre le enseña a seguir los caminos de Dios y a ser una cristiana que va madurando en el transcurso de la vida. La oración a sus diecisiete años es valiente y constante: “Dios mío, por tu Pasión, dame a conocer lo que quieres de mí. Yo no quiero hacer más que tu voluntad.”
Es apasionante en su vida, la historia de las llamadas que Dios hace a Teresa y cómo ésta va respondiendo con generosidad en todas las situaciones. A los diecinueve años ve claro, con la ayuda de su madre, un sacerdote y la oración personal, que su camino y misión es el matrimonio. Y se casa con el joven Manuel Benito Codolosa. Y tienen siete hijos.
Su hogar es una escuela de prudencia, ternura, paciencia y oración. Con su constancia, Teresa consigue que su esposo cambie su difícil carácter y llegue a ser un hombre bueno y bondadoso. Dios la somete a pruebas que culminan con la pobreza, la enfermedad y la muerte. Uno tras otro pierde a cinco de sus hijos a muy corta edad, pero, para alegría de Teresa, habiendo recibido el Bautismo. Más tarde, tras atender a una familia víctima del tifus, enferma y contagia a su esposo, quien tras una larga convalecencia no logra recuperar la salud plenamente y la deja viuda a los treinta y dos años, con dos hijos pequeños.
Por tu Pasión, Dios mío, enséñame lo que quieres de mí…Yo no quiero hacer más que tu voluntad.
Teresa Gallifa debe emigrar a Vich. En los primeros meses vive de limosna…después va trabajando cuidando niños hasta que obtiene en Barcelona el título de comadrona que ejercerá con gran acierto en Manlleu y Vich.
Su oración favorita: “Por tu Pasión, Dios mío, enséñame lo que quieres de mí…Yo no quiero hacer más que tu voluntad.“, se convierte en el motor de su vida y de su obra. Con ella y mirando a Cristo Crucificado pide luz para ir discerniendo su vocación y valor para atender a su único hijo vivo y a la obra que es llamada a realizar. “Hágase tu voluntad” repetirá Teresa en el día a día y especialmente en todos los acontecimientos dolorosos de su vida.
Empieza a preocuparse por los niños y muchachas necesitadas y, poco a poco, su nueva familia la compondrán los pobres y marginados y, especialmente, las chicas solteras que han sido madres antes de tiempo y que son objeto de las críticas ajenas.
Verdaderamente el amor de Cristo Crucificado le da fuerzas para empeñarse a tope en esta dura tarea sin medios suficientes y con las mayores oposiciones, incluso dentro de la Iglesia.Su gran interés porque se salven esos niños y todos aquellos que entran en contacto con ella le lleva a fundar una Asociación que, con el tiempo, se llamará CONGREGACIÓN SIERVAS DE LA PASIÓN. Mujeres especializadas en acompañar a Cristo en esa primera estación del Via Crucis: Cristo condenado a muerte en los más injustamente condenados: los que aún no han nacido.
Como modelo de acción misericordiosa Teresa Gallifa toma a la Virgen de la Visitación: ejemplo de amor, humildad y servicio generoso. A Ella le piden las Siervas de la Pasión cada día “que seamos portadoras como Tú de Dios“.
El 17 de Marzo de 1907 fallece Madre Teresa en Barcelona, después de una larga y penosa enfermedad que no le impidió crear varias Asociaciones de comadronas, de jóvenes y adultos que evangelizaran los ambientes sociales de la época, y otras.
Sus restos descansan actualmente en la capilla de la Casa General en Barcelona. En 1972 en Barcelona se inició el proceso de Beatificación y Canonización de Madre Teresa Gallifa y Palmarola y el 25 de Junio de 1996 Su Santidad San Juan Pablo II la declaró Venerable, reconociendo la heroicidad de sus virtudes teologales y cardinales en los diversos estados de su vida.
Teresa…Mujer fuerte, llena de inquebrantable fe, de amor desinteresado, su testimonio es ejemplo para todos los cristianos que pueden y deben hacerse presentes en el mundo al servicio de los más humildes, de los sin voz.
Han pasado más de cien años desde que aquella mujer sembró, llevada por el Espíritu de Dios, la semilla insignificante de una Obra que nació para defender, adelantándose en el tiempo pero respondiendo a la necesidad acuciante del momento, la vida y los derechos de la persona humana, empezando por el derecho a nacer y llegar a ser hijo de Dios.
¡En cualquier parte me metería por salvar un alma! ¡una vida!”
Una Obra que comenzó, como las cosas de Dios, de la manera más sencilla y natural: cuando Madre Teresa, en lugar de una piedra conmemorativa, colocó en el centro de su corazón a la primera mujer abandonada que esperaba un hijo y a quien nadie miraba a la cara. Así, poco a poco, fue haciendo realidad una máxima misionera con un aire evangélico.
Virtudes Heroicas M Teresa_Parte1
Virtudes Heroicas M Teresa_Parte2